Hace ya varios años, tras jubilarme y
disponiendo de tiempo sobrado para ello, tomando como bases para mis labores de
investigación sobre labras heráldicas, además de los apuntes, notas y dibujos
que mi fallecido tío Xesús Taboada Chivite tenía en su archivo, las menciones y
referencias a casas solariegas que había hecho D. Pedro González de Ulloa en su
conocido manuscrito, DESCRIPCIÓN DE LOS ESTADOS DE LA CASA DE MONTERREY EN
GALICIA [1],
comencé a visitar las localidades en las que el autor de aquel trabajo situaba
casas hidalgas importantes y bien fabricadas, o se refería a personas o
familias distinguidas y pude corroborar muchas de sus referencias, hallando las
casas citadas, casi todas ellas todavía adornadas con los escudos de armas, que
desde que habían sido allí colocados por sus titulares para que atestiguasen su
linaje, permanecían inmutables en su puesto y seguían siendo fieles e
irremplazables testigos para conocer, a través de ellos, las historias de la
casa solariega, de la fuente pública, de la iglesia o del panteón familiar en
los que habían sido colocados.
Pero, desgraciadamente, también pude comprobar
que algunos habían desaparecido y no ha sido posible localizar su actual
paradero; que otros han sido objeto de
ventas o expoliaciones que los han llevado a lugares inadecuados y que algunos
han sido objeto de mutilaciones y otras graves agresiones, que he relatado en
un trabajo, que ha sido publicado en el Boletín que edita la Asociación Academia
de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria de Galicia [2].
Preocupante
ha sido el comprobar, a lo largo de estos años, que pese a existir legislación
estatal y autonómica, que teóricamente está encaminada a proteger debidamente
las labras heráldicas, rollos de justicia, cruces de términos y demás piezas y
monumentos de idéntica índole, porque todos ellos forman parte de nuestro
patrimonio cultural histórico la
realidad es ,que esas normas muchas veces no se cumplen, y he podido constatar
que varias de las labras heráldicas que había localizado, fotografiado y
catalogado, ahora han desaparecido, y otras varias están ya tan degradadas que
muy pronto van a desaparecer, por lo que esa parte de nuestra memoria
histórica, de la que son referencia y fiel testimonio las labras heráldicas, si
a ello no se pone adecuado remedio, en muy poco tiempo seguramente se habrá
perdido.
El objetivo inicial de mis trabajos de
investigación se encaminaba fundamentalmente a inventariar y dejar constancia
documental, mediante las fotografías que he tomado, de torres, fortificaciones,
pazos, casas solariegas y otras
residencias rurales, iglesias,
fuentes públicas y monumentos funerarios, que estuviesen o hubiesen estado
ornados con escudos de armas, situados los inmuebles en los territorios sobre los que había ejercido jurisdicción la
casa condal de Monterrey, aunque luego haya
incluido los situados en otras zonas cercanas, para que, al menos de todas esas labras
heráldicas que he visto, o de las que he podido obtener una representación
gráfica, no se pierda definitivamente su memoria histórica.
También debo explicar que la duplicidad que se apreciará en la grafía del término "MONTERREY", en ocasiones con "y" griega y en otras con "i" latina, viene motivada a que el Condado de Monterrey, la casa y sus titulares, han utilizado y utilizan el término con la "y" griega, pero el topónimo oficial de la villa que dio su nombre al condado, y ahora a su Ayuntamiento, es Monterrei con "i" latina, y así es como deben de ser denominados.
Finalmente he decidido incluir,
aprovechando las posibilidades que ofrece el blog, algunos de los recuerdos que
conservo de mi larga vida profesional.
[1] Pedro
González de Ulloa: Descripción de los Estados de la Casa de Monterrey
en Galicia. Santiago de Compostela.
MCML Editado y anotado por D. José Ramón
Fernández Oxea.
[2] Adolfo Taboada
Sanz. Labras heráldicas desamparadas. Boletín núm. 9
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